De gurú a influencer

Nos encanta etiquetar. A nosotros mismos o a los demás, bueno, a los demás quizás nos gusta todavía más. El caso es que yo siempre he flirteado con la etiqueta de gurú, de gurú friki, pero de gurú al fin y al cabo.

En tiempos pasados esa etiqueta me llevó a la radio, a eventos, incluso me reportó algún que otro regalo, pero desde que no escribo con asiduidad ni en blogs ni en twitter (quiero pensar que por la llegada del quito hijo hace ya más de un año) este tipo de contactos habían desaparecido.

Hasta que hace unos días, en twitter, surgió la pregunta en un tweet público:

- "Hola Jaime. ¿Nos podrías seguir? Queremos enviarte un DM para proponerte algo que seguro que te interesa. ¡Gracias!"

¿Desconfío o confío?  Les di el voto de la confianza. Poco tenía que perder y detrás de la pregunta estaba nada más y nada menos que Movistar

Al poco tenía el resto de la oferta, ya por mensaje directo (DM), me remitían entradas para los playoff de la liga ACB con tan solo meter un hashtag #movistarlikes en tres tuits sobre el encuentro entre el Real Madrid y el Andorra.

Acepté el reto y automáticamente pasé a ser un influencer en las redes. Mis tuits tenían precio. Por si fuera poco, me remitieron en el mismo envío otras entradas para un hipotético tercer partido que finalmente fue necesario para cerrar la eliminatoria. Doble ración de influencerismo.

Si a alguno le molestó que vendiera mi cuenta al capitalismo, pues que se calme. Mi postura en las redes es de absoluta transparencia, WYSIWYG (What You See Is What You Get). En ningún caso los vendería a causas en las que no creyese o que me provocasen cualquier tipo de conflicto.

Quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos

Quiénes somos, de dónde venimos, a dónde vamos... así cantaba Siniestro Total hace 30 años y esas mismas preguntas nos hacíamos en una comida con buenos amigos aplicándolas a la sociedad, a los países, al mundo que les tocará vivir a nuestros hijos, o incluso a nosotros si los avances de la ciencia nos permiten llegar a ser ese hombre biónico inmortal que puede ser reparado y mantenido ad eternum.

Leo periódicamente en prensa titulares de las carreras más buscadas en el futuro, de lo que deben estudiar nuestros hijos para asegurarse uno de los cada vez más escasos trabajos, que si deben prepararse para trabajos que todavía no existen. El tiempo nos lo dirá. De momento mi amigo Raúl ha lanzado un proyecto que a buen seguro, como todo aquello a lo que le hinca el diente, merecerá la pena. Se trata de Skillopment una iniciativa para capacitarnos en aprender cosas nuevas.

Si hay algo seguro en el futuro es la necesidad de dar respuesta desde uno mismo a esa sucesión de eventos y necesidades a escala mundial en la que estamos inmersos. Y, ante esa situaación, la pregunta es ¿cuáles son las herramientas que tenemos a nuestro alcance? ¿qué elementos y valores debemos inculcar a nuestros hijos para ayudarles al éxito? Pongo cuatro con la esperanza de que los completéis.
  • Flexibilidad
  • Globalidad
  • Cercanía a las personas  
  • Capacidad de trabajo
 No soy capaz de vislumbrar la llegada de un robot que sustituya estos elementos ¿añadiríais o eliminaríais alguno?
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